EL AJEDREZ, UN RECURSO EDUCATIVO

 

Soy Profesor de primaria de un centro educativo y desde hace algunos pocos años estamos inmersos dentro del Programa escolar Ajedrez a la Escuela promovido por la DGA. Un programa y una aventura en la cual cada curso que pasa se adhieren más centros escolares aragoneses y donde el ajedrez sirve como herramienta educativa para con los alumnos y como método de enseñanza-aprendizaje motivador, novedoso y aplicable a diferentes áreas y actividades. Una herramienta usada ya hace años en otros países a nivel escolar por sus beneficios mentales y sociales, pero que como siempre en el nuestro ha ido en el vagón de cola en su aplicación en la educación.

Una herramienta y un juego con múltiples beneficios como mejora de la atención, de la concentración, afán de superación, aprender a saber ganar y perder, anticipación de problemáticas y soluciones, resolución de problemas, mejora de la lógica, razonamiento más rápido, control personal… Un sinfín de posibilidades que poco a poco descubrimos con este juego y su aplicación en la educación. La labor de los docentes, monitores y coordinadores del programa, a pesar de las dificultades propias de incluir algo diferente en el aula es y será fundamental en poder avanzar en este tema y hacer que sea algo común y cada vez más habitual en nuestras aulas y en nuestros centros y así nuestros representantes políticos vean la necesidad de incorporarlos a los programas escolares. Ya desde pequeños, nuestros alumnos pueden y deben conocer y trabajar  el ajedrez y sus infinitas posibilidades.

Un deporte o un juego, según se mire, con antigüedad notable pero que no pasa de moda a pesar del tiempo. Un juego que ayuda a controlar actitudes personales, sentimientos, a asumir reglas  y normas, a saber ganar y perder con deportividad, a mejorar siempre sea cual sea el resultado final, a aprender de manera continuada e infinita siempre con un tablero de por medio y un total de 32 piezas blancas y negras sobre el mismo.

Además jugando al ajedrez cada niño se mueve en un mundo abierto, en un reto continuo a “luchar” con personas de su edad, con más jóvenes o con más adultas, a ser educado en el inicio, en el desarrollo y en el final de cada partida. A que su imaginación y su estrategia se expandan y desarrollen, a ser “magnánimo” con su oponente si se pierde y “sumiso” con el ganador si se pierde. En definitiva, un juego, un deporte o una herramienta donde el silencio, el arte de jugar y mejorar día a día, de aprender en cada movimiento es algo que no todos los deportes o juegos nos ofrecen. El ajedrez, créanlo, educa y enseña.

Juan José Mairal Herreros

Sabiñánigo (HUESCA)

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